9 de julio: El cruce de Mascherano, el penal de Maxi y el «Hoy te convertís en héroe»

A 10 años del día que Argentina volvió a la definición de la Copa del Mundio después de 24 años.

Mucho antes de Qatar 2022, de esa final en diciembre ante Francia, existió otro mundial y no hablo de Rusia. Quizás este fue el primero sin lagunas de agua para una generación que nunca había visto a la Selección Argentina campeona del mundo. Lionel Messi y sus compañeros levantaron la copa en el estadio Lusail un domingo, un premio a las caídas, entre ellas Brasil 2014.

Ese miércoles ya sabíamos que el último partido era ante Alemania, que el día anterior en el Mineirao, le proporcionó al local la mayor paliza de su vida con un contundente 7-1 y como había descrito Rodolfo De Paoli en su relato, después del partido ante Portugal por la primera fecha, había jugado el resto del mundial “con el freno de mano puesto”.

Era 9 de julio, si era en 2007 era con nieve, pero no, era 2014. ¿El partido? ante Países Bajos, mismo rival de los cuartos de final de Qatar. Pero esta vez los 90’ no arrojaron un 2-2, pero si nos dejaron un 0-0, por lo tanto había que estirar todo 30 minutos más.

Ellos fueron finalistas de Sudáfrica 2010, en ese momento se colocaban como una de las selecciones más potentes del mundo, con, seguramente, Arjen Robben como máxima figura. Nosotros teníamos a Lionel Messi, el mejor del mundo. Argentina venía de ganarle a Bélgica en cuartos de final por 1-0 con gol de Gonzalo Higuaín.

El encuentro comenzó a las 17:00 y en el final del complemento, cuando ya iban segundos del tiempo agregado, Javier Mascherano se comenzaba a convertir en el primer héroe. El jugador del Barcelona marcaba uno de los mejores cruces de la historia, incluso a la par de San Martín en Los Andes, este fue ante Robben que se iba solo ante el arco de Sergio Romero, se gritó como un gol, seguramente aquel de San Martín también.

Ese quite de gol del Jefecito le dio inicio una hora de paros cardíacos, dificultades para respirar y una ansiedad que prevalecía en todos los poros.

Maximiliano Rodríguez ingresó en el primer tiempo del alargue y fue partícipe de las dos situaciones más claras de estos últimos 30 minutos. El reloj marcaba la cercanía de las 19:30. Ese día estaba en la casa de mi mejor amigo, habíamos comido pizza y cerca de la televisión su mamá colocó la estampita de una virgen.

Maxi empalaba el balón y dejaba a Rodrigo Palacios cara a cara con Jasper Cillesen, la Joya dudó y le entregó con un cabezazo sin fuerza la pelota al arquero. La segunda fue de Leo, hizo una gambeta de esas de las suyas, que no faltó en ningún partido del Mundial, llegó al borde del área tiró un centro y la Fiera no le dio la de lleno a la volea, faltaban 3 minutos.

El árbitro turco Cüneyt Çakır marcó el final del encuentro. Eran las 19:33, ya habían pasado 45 minutos del cruce de Mascherano y tres más tarde, nuestro primer héroe le pasaba la capa al siguiente eslabón, Romero.

“El protagonismo lo tenía Chiquito. Si había un momento suyo en el Mundial era ese. El protagonista no era ni quienes pateaban, ni los que estábamos mirando, ni el entrenador. Era él”, fueron las palabras del mediocampista en una entrevista en El Gráfico sobre ese momento. “Hoy te convertís en héroe”.

Por aquel entonces todavía se le decía Holanda, ellos eran los encargados de comenzar la serie y las palabras de Javier Mascherano comenzaban a dar sus frutos. Ron Vlaar pateaba el primer penal y el arquero de la Selección Argentina contenía el disparo. Su festejo era exhaustivo, se golpeaba el pecho, justo donde estaba el escudo.

Messi vencía a Cillessen y ponía la ventaja por la mínima. Robben la paridad, pero Ezequiel Garay dejaba todo a favor. 2-1.

Mis recuerdos de definiciones por penales no eran buenos, el más cercano que tenía fue la eliminación ante Uruguay en la Copa América. Con las pulsaciones a mil, se estaba por vivir la euforia total, el despegue de las sillas y gritos, la estampita de la virgen comenzaba a temblar. Wesley Sneijder, que en 2010 fue finalista del Balón de Oro, se ponía cara a cara con el héroe y desviaba el disparo de forma magnífica. Se acariciaba la final.

El festejo de Romero era igual que el primero, al grito de “vamos”. En la mitad de la cancha era todo fiesta y los neerlandeses imploraban por algún astro, que no iba a ser nuestra estampita.

Sergio Agüero y Dirk Kuyt, los siguientes en la serie, ambos convertían sus goles. Entraba en escena el tercer héroe, Maxi. Disparo potente, Cillessen llega a tocarla, pero iba a tanta velocidad que venció su mano. Argentina era finalista, después de 24 años volvía al último partido. Un festejo total, con los cánticos de: “Yo soy argentino, es un sentimiento…”. 

Ya sabemos como termina. Habían pasado 44 minutos de las 19:00 y las calles estaban de festejo, pirotecnia y el cielo iluminado de todos colores. 

La hora más infartante del mundo. Una cronología que empezó con un cruce y terminó con un penal, mejor dicho, con un pase a la final.

Artículos relacionados

Comentarios

Compartí esta nota

spot_img

Últimos Artículos

Newsletter

Subscribe to stay updated.